La luna, centinela de la noche,
para proteger tu sueño
se viste de seda,
te canta una nana
y te mece en tu cuna,
que es ella.
Relucen radiantes las estrellas,
marcándonos el rumbo
donde encontrarte,
donde hallarte.
Ya estás aquí, con nosotros,
ya llegaste.
El sol saluda a la mañana,
revelándonos tu fuerza dormida,
tu pureza viva,
tu inocencia desmedida.
Eres música de violines,
eres fragancia de flor abierta,
ofreciendo tus pétalos al mundo.
Contigo traes sueños
y los sueltas al viento,
para que vuelen,
vuelen alto,
como palomas en libertad,
donde libremente vienen y van.
Y a nosotros nos llegan ráfagas de ese viento,
tan necesitado,
en forma de ilusión,
de amor y futuro incierto.
Nuestros corazones,
nidos de sueños,
forjados de ramitas de verdad
y hojas sin caducidad,
te esperaban ansiosos,
y al fin con nosotros, ya estás.